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El café y mi abuelo

  • Xana
  • 24 oct 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 28 oct 2021

Muchas de las personas que habéis leído "Yo, llamada Jimena" me decís que este libro "huele" a café, porque Jimena, la protagonista de esta historia aparece numerosas veces tomándolo, haciendo o "oliéndolo" .... y es verdad, si hay algo que he trasmitido de mi al personaje de Jimena es el gusto por el café.

De niña, mi abuelo, que en su juventud emigró a Cuba y allí trabajó como cocinero, tenía por costumbre, como primera tarea de la mañana, moler y hacer café “de puchero” …


Me cuenta mi madre que incluso al poco de regresar del país caribeño plantó y cosechó café para el consumo familiar, lo tostaba y con mucha calma, a mano, lo molía,

La lentitud del proceso y su parsimoniosa delicadeza haciéndolo, llenaba la casa de un olor penetrante, de “buenos días” sin prisas y sonrisas. Como imaginaréis, mientras mi abuelo fue el "jefe" de nuestra cocina, el café se molía diariamente y no se recalentaba directamente al fuego, se hervía agua en una olla para colocar la "pequeña pavesa" dentro, sin tocar el fondo... y así poco a poco y "al baño maria" llegaba a la temperatura adecuada para ser sorbido lentamente.... nunca llegaba a hervir. A nadie sorprenderá en este punto de la historia que tampoco le gustase que lo comprásemos ya molido, y mucho menos le gustó el invento de calentarlo con el microondas, donde era difícil controlar su temperatura. Mi abuelo (Cuba, 1933)


Todavía hoy, cuando se cumplen veintiséis años de su muerte, no puedo evitar sonreír ante una taza de café…. es la primera sensación que busco al despertarme. Y es quizás por eso que en #yollamadajimena, las tazas de café van y vienen atravesando las páginas….

¿Y a vosotras/os ... os gusta el café?





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