Incredulidad

A cierta edad eres más memoria y recuerdo que futuro. Jimena pensaba que ella había empezado a traspasar ese puente siete años atrás.

El tren emprendió de nuevo su marcha. Atravesaban una Europa todavía convaleciente, incrédula ante el azote de un virus que les había recordado que no habíamos cambiado tanto, que seguíamos siendo mortales, llenos de incertidumbre. El mundo había temblado y el comportamiento pueril se adueño del futuro. ¿Cuándo había sido fácil sobrevivir?

Cada siglo tiene sus historias sangrientas. Guerras, desolación y dolor marcan cada surco de frontera, cada villa o pueblo. Los hermosos castillos, las imponentes catedrales, todo está regado de sangre y dolor de otros, que ya han sido borrados de la memoria colectiva, olvidados.

Miró tras la ventanilla ¿ Por qué costaba tanto aceptar que estamos siempre moviéndonos hacía los mismos ciclos de destrucción y reconstrucción? ¿Qué nos había hecho creer que ahora éramos distintos?

Yo, llamada Jimena . El mortal tributo