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Lo inmutable...muta

Actualizado: 27 sept 2024

<<La luz de la luna iluminaba cálidamente el bosque, desde la terraza llegaban los olores del campo, rezumaba el olor a los higos maduros que como lágrimas colgaban de las ramas lechosas. Las luciérnagas danzaban al fondo del jardín y cerca de la charca croaban las ranas. La brisa era suave, agitaba las cortinas que como bellas danzarinas se alzaban y rozaban su espalda, caricias que le entretejieron en la añoranza de otros veranos, de su juventud perdida en ese desván de su memoria, donde cada día se desordenaban los recuerdos, dispersándose entre lo que fue y lo que le hubiese gustado que fuese. A estas alturas de su vida era difícil discernir entre esas dos posibilidades .

A veces, tan centrada en el día a día, le parecía que no era cierto, que aquel paraíso perdido no existía, que aquella casa solariega estaba solo en sus sueños, pero había regresado. Allí estaban sus muertos, y allí estaba su comienzo, siempre su comienzo.

No había venido en esta ocasión en busca de amparo, ni para encontrar inspiración, ni para recordarse a si misma quien era y que quería, ni para reconstruirse una vez mas y alzar el vuelo como ave fénix. Y sin embargo, parecía obligársele a hacerlo.

Fuera de aquella casa todo cambiaba a pasos agigantados, tanto que sus senderos eran ahora carreteras, su bosque era reserva, los arboles centenarios daban paso a nuevas plantaciones y sus maravillosas fuentes y recovecos, escondites perpetuos, eran ahora centro de interés para todos los que por allí pasaban.

Cerró los ojos, lo inmutable mutaba, y no estaba segura de ser capaz de encajarlo. Pero ahora mas que nunca debía aplicar la filosofía que tanto defendía, estaba de paso, “de paso” murmuraba en un susurro se dijo  “no olvides que estamos de paso”


Yo, llamada Jimena (3ª parte)

 
 
 

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©2020 por Xana Losada. Todos los derechos reservados.

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