Turbulencia

La tormenta no arreciaba, la lluvia era intensa y el sonido del agua ahogaba el ruido del tráfico en la ciudad. Detestaba quedarse allí parada, así que echo a andar. Un paseo bajo ese temporal le hacia sentir una superviviente.

Su vida cotidiana estaba sembrada de hábitos, tal como le recomendó la psiquiatra. Todo tiene un horario sin el cual perdería sentido el resto, unos años atrás toda esta planificación le irritaría, el caos era su principio, lo reivindicaba vivamente, ahora simulaba haberlo olvidado como tantos otros que aceptan "pertenecer" a la sociedad y no habitar la exclusión.

Su mirada se cruzó con la de uno de esos gatos sin dueño, que diambulan por las calles. sin rumbo, como ella.

Con esos pensamientos llegó al final de la calle, la cafetería estaba vacía, desde los cristales podía ver a Carmen limpiar con la destreza de siempre el viejo mostrador. Entró y dejo caer su cuerpo sobre el taburete.

-Un café largo- dijo tratando de sonreír.

Carmen le devolvió la sonrisa y ella prendió el primer cigarrillo de la mañana.

Yo, llamada Jimena III